martes, 22 de agosto de 2017

Ejercicios para mejorar la falta de atención


Los adultos pueden ayudar a los niños a potenciar esta capacidad imprescindible para el aprendizaje

"Se distrae mucho en clase", "no atiende cuando se le habla", "es muy despistado". Muchas de estas frases son pronunciadas de manera habitual por los docentes al describir el comportamiento de algunos alumnos en clase. Pero se resumen en un único concepto: falta de atención. 
Esta capacidad, básica para desarrollar la mayoría de las tareas escolares, se puede reforzar y ejercitar por medio de juegos y actividades atractivas para los niños.
Los problemas de atención en edad preescolar tienen una relación directa con el fracaso académico por la sencilla razón de que no aprenden bien los conceptos, tienen lagunas porque no han prestado atención y, cuando estudian, se sienten confusos.
En estos casos, los adultos pueden intervenir y potenciar la capacidad de atención mediante ejercicios sencillos y juegos que enseñen a los niños a retener la información importante e ignorar las distracciones. Estas actividades permiten entrenar tanto la atención visual como la auditiva, ambas muy necesarias para adquirir destreza en el estudio y para ejercitar la memoria.
Al trabajar la capacidad de atención, hay que mostrar la actividad siempre como un juego para que los niños estén motivados, les aconsejo practicar dos o tres veces por semana, durante un máximo de 15 minutos al día como mínimo.
Tengan en cuenta que  para cada etapa educativa,  no hay que facilitar la tarea, sino hay que ayudar sólo cuando sea necesario y no marcar los errores. El mismo niño debe ser quien los descubra.

Ejercicios y actividades
  • Enumerar tres, cuatro o cinco cosas (según la edad) que puede encontrar en casa y pedirle que las traiga para comprobar que ha atendido al listado.
  • Decirle una palabra o un número. A continuación, recitar un listado de palabras o números, entre los que se encuentre el anterior, y pedirle que haga una señal cuando lo escuche.
  • Colocar diferentes elementos en una mesa, en un orden determinado. Variar luego el orden para que vuelva a colocarlos en el modo inicial.
  • Guardar varios objetos en una caja, cerrarla y pedirle que repita el nombre de todos los objetos que están en su interior.
  • Disfrazarse con varios adornos y quitarse algunos para que descubra cuáles han desaparecido.
Esto entre otras cosas que con su psicólogo podrían ver.
Qué puede hacer el profesor
Captar la atención de los alumnos en clase es uno de los primeros retos a los que se enfrentan los docentes en el aula, por eso apunto diferentes estrategias para captar la atención y para mantenerla:
  • Asegurar la atención de todos los alumnos y no comenzar la clase hasta haberlo conseguido.
  • Advertir al alumno distraído de manera individual, llamarle por su nombre. Si este paso es ineficaz, conviene hacer una advertencia personal privada.
  • Detectar los elementos que pueden distraer a los estudiantes e intentar anularlos.
  • Colocar a los alumnos de menor rendimiento más cerca del docente.
  • Iniciar la clase con actividades que favorezcan la atención, como preguntas breves sobre la clase anterior o ejercicios prácticos.
  • Utilizar distintas formas de presentación de los contenidos de la materia, como lecturas, videos, etc. Variar las tareas que deben realizar los estudiantes para evitar la monotonía.
  • Detectar cuáles son las metodologías que consiguen un mayor nivel de atención en los alumnos y utilizarlas en los momentos claves, como al final de la clase, cuando están, en general, más cansados.
Por supuesto esto son apenas algunos consejos que podrían servir para ayudar tanto a los papás y a los profes a la hora de trabajar con estos pequeños.



lunes, 7 de agosto de 2017

Psicología de la Danza

Tanto la gimnasia artistica como el ballet se centran en los movimientos del cuerpo del atleta, la fuerza, el equilibrio, la flexibilidad y la destreza exhibida en una representación. A pesar de estas similitudes, se trata de dos actividades físicas distintas.
Sólo el deportista que compite al tope de sus posibilidades sabe muy bien que si no posee una buena preparación psicológica se pueden venir al suelo todas las horas de gran esfuerzo realizadas en los sufridos entrenamientos.
En este articulo me voy a concentrar en los bailarines y en los  maestros, que espero puedan aportar un granito de arena mas a la psicología deportiva.
Mantener la concentración precisa y lograr la superación de los obstáculos mentales son barreras que en el arte escénico suponen una enorme dificultad para los artistas, de modo que muy frecuentemente ello les impide alcanzar la plenitud de su potencial y la expresión plena de su talento. Esto sucede particularmente en la danza, en cualquiera de sus especialidades. 
Los bailarines suelen tener dos estilos de concentración: de atención externa, por el que sensibilizan y se distraen con las actividades del entorno (del público y los demás bailarines), y de atención interna, por el que se sensibilizan y se distraen con la actividad interna (los pensamientos y las sensaciones físicas).
Pero más importante aún  es conocer el entorno en el que el atleta o el artista se está formando, conocer quiénes son sus mentores, que les exigen y como se los exige.
Jügen Pagels, un  catedrático de danza clásica explica muy claramente el rol del maestro relatando  que el pedagogo es quien otorga el fundamento para la educación de futuros bailarines/as. Este se convierte en su guía por el largo y frecuentemente difícil camino hacia una profesión, que con frecuencia puede ser algo corta. Según él, esta es su primera responsabilidad, por lo que el docente debe poseer el instinto e intuición para influenciar positivamente y guiar correctamente al alumnado. No debe ser el objetivo de nuestra labor conseguir únicamente un correcto funcionamiento de la técnica, puesto que tratamos de formar artistas. En su reflexión, cita al coreógrafo John Cranko, y advertía que un centro donde se imparte danza no debe convertirse en una especie de fábrica, donde crear bailarines sobre una faja trasportadora.
Hay que identificar con claridad los roles de los maestros, entrenadores y el rol de los padres
Un maestro inspira confianza, responsabilidad, y por sobre todo disciplina, lo que no significa que no podamos reír con un maestro, pero hay límites que son ellos mismos quienes deben de ponerlos. Un padre no es un entrenador, es un motivador y una contención, acompaña el sueño de su hijo, apoya y alienta, no es su rol el de criticar o corregir técnicas, pues no es su campo, como así tampoco es campo del maestro actuar como padre del alumno.
En psicología cuidamos mucho el detalle de la proyección, si trabajamos con personas iguales a nosotros, con las mismas aspiraciones y talentos, tendemos a proyectar nuestras propias inseguridades, nuestros propios miedos y hasta nuestro deseo de ganar y ser mejores a través de otros, ojo si algo de esto llega a pasar, es mejor hacer un alto y evaluarnos primeramente como maestros.
Por otro lado para que en una clase de danza se dé un proceso de enseñanza-aprendizaje real, es necesario generar una atmósfera artística en el aula que dependerá en gran medida del tono de voz del profesor/a. Dicho tono debe exigir apropiadamente, ya que la clase requiere disciplina, pero se invita a evitar convertirla en algo militar, con órdenes que se repitan durante toda la clase.
El maestro Pagels defiende que el acto de gritar no es cuestión de temperamento, sino una expresión latente de impaciencia, desequilibrio o inseguridad del profesorado. Este tipo de atmósfera solo sirve para alterar la sensibilidad y la seriedad del estudiante, destruyendo la integridad de la clase.
Acerca de las correcciones, Pagels asegura que deben darse de forma clara y con prontitud. Estas deben contener propuestas de mejora y aclarar qué objetivo se persigue con cada una de ellas.
En gran medida se establece una estrecha colaboración entre el alumnado y profesorado, de la que sabemos depende gran parte de sus mutuos logros. Por ello, la base de esta relación es el respeto mutuo y  la disciplina, si uno de estos falla desde el comienzo, esa relación no tendrá futuro alguno. Como base para una docencia de calidad se nos insta a demostrar en cada clase al alumnado que somos seres humanos comprensivos, que la disciplina y la amabilidad se dan la mano y, sobre todo, que poseemos sentido del humor.
Por ultimo, no todo bailarín es automáticamente un buen profesor. Y que, aunque poseer experiencia escénica profesional como bailarín/a puede ser de enorme utilidad para el ejercicio de la docencia de la danza, no todo buen profesor/a fue un buen bailarín/a.


lunes, 22 de mayo de 2017

 Ser psicólogo es ejercer el oficio de la psicología, no se es psicólogo con la información teórica o la versación bibliográfica, sino  con  la  aplicación del conocimiento a una tarea. Con esto señalamos la necesidad de integrar no solamente teoría y práctica, sino que ésta integración, es la base de nuestra tarea.

Al terminar el colegio tenía claro que iba estudiar química, quería ser bioquímica, claro que fui a la universidad nacional de asunción para el examen de ingreso, durante varios meses me levantaba con el sol para poder llegar a hora a clases, donde me quedaba hasta la tarde y al salir iba a estudiar de vuelta con algún profesor particular, de física, odio física. 
Al finalizar el cursillo y rendir el ingreso, quede 13 puestos abajo de los que habían ingresado, esa línea roja que me desvió del sueño que creía que tenía.

Frustrada,   volví a mi casa y una amiga me dijo que iba a seguir psicología, su mama era psicóloga. Me quede pensando en que podría ser una buena carrera, ya que no tenía la más pálida idea de lo que hacían, era investigar in situ.
Quedaban 15 días para el ingreso en Filosofía UNA y le dije a mi mama que iba ir a probar para el ingreso en la carrera de psicología, mamá no objeto nada, me dejo ser. En Marzo empezaron los exámenes, logre ingresar en el puesto 64 de 100 y me sentí satisfecha, creo que dormí como una semana después.
El primer día de clases un maestro de Filosofía hizo la pregunta obligada hasta hoy día: ¿porque disidiste estudiar esta carrera?
Odié esa pregunta por qué a él ya no podía evadirle la respuesta, entonces una vez que me toco responder, tuve que decirle la verdad.  
A mí no me motivo resolver el problema de los demás, ni resolver los míos, ni ayudarle a la gente etc. Etc. en realidad lo único que me motivó  fue conocer la carrera y se sumaba el fracaso de no haber podido ingresar a bioquímica en la primera (para mí).
Entonces riéndose me dijo:   Estoy seguro que vas a  terminar la carrera…
A nueve años de haber culminado la carrera, aprendí a amarla, fue como una cita a ciegas en la que le di la oportunidad de que me conquiste y hoy soy su orgullosa y feliz esposa.
Aprendí  que tengo que tener   una insensible continuidad entre el quehacer como oficio y  mi experiencia como humana, por el mero hecho de vivir. Esto, que es tan difícil de conseguir, evita el disociar y separar la psicología de la vida concreta de los seres humanos. Es una pasión, es un amor inacabable.

jueves, 18 de mayo de 2017

La Búsqueda de la relación perfecta


Desde la psicología y desde el sentido común, la relación  perfecta no existe, y eso es lo realmente perfecto.
Debemos actualizar nuestro cuento de hadas…
Creo que todos los años tenemos en nuestra lista de propósitos “encontrar el verdadero amor” y todos los años casi siempre resulta ser la única cosa que no tachamos.
Nos pasamos toda la vida esperando a la persona perfecta y cuando llega nos damos cuenta de que está muy lejos de la idealización que tuvimos. De hecho ninguna persona es perfecta y no esta demás recordarlo, pero lejos de querer incursionar en la cursilería barata de algunos chantajistas emocionales, les quiero contar mi experiencia en relación al punto.
Lejos de la búsqueda incansable de la idealización del ser (que es realmente agotador), empecé a ver a las personas que me rodeaban con los ojos de la injustamente llamada “cruel realidad”. Estas personas están conmigo de toda la vida.
Si se detienen a observar realmente, se van a dar cuenta de que existen personas alrededor suyo que están en cada etapa de su vida, que son la perfecta compañía para ocasiones específicas. Algunos son parientes, otros son amigos y en la lista de amigos, se suman personas que van dejando huellas, que nos enseñan cosas, que nos muestran otros puntos de vista, que nos enojan, que nos decepcionan pero fueron buenos para esos propósitos.
Llegue a la conclusión por consiguiente de que la relación perfecta si existe.

Encontré en un grupo pequeño de personas en Sajonia que tengo como diez relaciones perfectas, si... diez. Donde un silencio nunca es incómodo,cantar nos sintoniza en la misma frecuencia, ver películas y discutir por las cenas es la perfecta combinación.  Donde puedo diseñar la ropa que voy a usar y uno está para hacerlo realidad, hacer catarsis con mojitos y caipiriñas una vez a la semana se vuelve religión. Hablar de problemas en el trabajo es una constante, hablar de series, libros, ir a la peluquería fue terapéutico, una botella de vino y un buen jazz puede cambiar la semana, donde cada acción se hizo costumbre y fue evolucionando.

Existe una relación perfecta para cada propósito, para ir al cine, para tomar un café, para cantar, para hablar, para llorar, o para simplemente estar en silencio, y a veces no somos capaces de ver lo hermoso de las relaciones que hemos forjado excluyendo al amor de esas descripciones, cuando el amor lo es todo y está en todos lados.

Sé que esperaban que hable del amor romántico, que también puede ser perfecto si uno deja de idealizar y empieza a  analizar.


Si es cursi, pero también es real para las personas que como yo, preferimos ver al mundo desde un punto de vista romántico, ya que  para todo lo demás existe MasterCard. 

lunes, 8 de mayo de 2017

Gardner y sus inteligencias múltiples vs La escuela tradicional, un clásico desde 1983


Identificar las fortalezas de los niños en lugar de las carencias, que es lo que se ha hecho normalmente, debería permitir una planificación educativa adecuada. Lo cierto es que aunque todos somos diferentes, con cerebros únicos y singulares, la escuela ha considerado tradicionalmente una única forma de aprendizaje y ha clasificado a los alumnos en función de una capacidad general. Los test de inteligencia, que son limitados, descontextualizados y en los que han predominado las exigencias matemáticas y verbales, han servido para etiquetarlos en lugar de promover su desarrollo académico que era para lo que se crearon inicialmente. La fascinación por el cociente intelectual está en concordancia con la adopción exagerada de los exámenes formales como forma de evaluación, en la mayoría de los casos  descontextualizados, alejados de la realidad y con poca utilidad práctica. Los alumnos son evaluados de forma individual cuando sabemos que las necesidades sociales actuales son muy diferentes.
La realidad es que, en la gran mayoría de las escuelas, se adaptan a currículos uniformes en los que los alumnos han de estudiar las mismas asignaturas presentadas de idéntica forma.
Howard Gardner ha sostenido que el concepto tradicional de inteligencia es demasiado limitado y que tenemos múltiples inteligencias, todas ellas importantes, que la educación debería considerar de forma equitativa para que todos los niños pudieran optimizar sus capacidades individuales. En la práctica, no todos aprendemos de la misma forma ni tenemos los mismos intereses y en un mundo cambiante como el actual, en el que la diversidad de información es una realidad, la elección resulta inevitable.
Las implicaciones educativas de la teoría de las inteligencias múltiples son enormes. Está sugiriendo a los docentes la necesidad de aplicar estrategias pedagógicas más allá de las lingüísticas y lógicas que predominan en el aula y de adoptar enfoques creativos que se alejen de las tradicionales distribuciones de mesas en filas y columnas con el profesor delante (y en muchas ocasiones por encima), de los pizarrones o de la dependencia excesiva de los libros de texto. Los nuevos tiempos requieren entornos que fomenten la creatividad y la colaboración.

Es evidente que la educación tradicional que se inspiró en necesidades pasadas ha dejado de ser válida, por lo que se requiere una enorme transformación que considere alternativas creativas adecuadas a las necesidades del tiempo en que vivimos, pero para ello se necesitan tomar las medidas convenientes. Por ejemplo, para que un centro se convierta en una escuela de inteligencias múltiples no se ha de limitar a ofrecer una gran variedad de asignaturas o materias diferentes, incluso ya hay colegios que promocionan diferentes métodos de enseñanza cuyos docentes tampoco están preparados y motivados para tal hazaña.
El propio Gardner considera imprescindible en este modelo educativo la presencia de determinados profesionales que desarrollen funciones inexistentes en la mayoría de colegios: un especialista evaluador que comprenda las habilidades e intereses de los alumnos, un mediador alumno-currículo que asesore al estudiante y un mediador escuela-comunidad que permita al estudiante  buscar oportunidades educativas dentro de la comunidad (Gardner, 2005).

Los nuevos tiempos requieren nuevas estrategias educativas y lo que está claro es que una escuela que sea útil ha de considerar el aprendizaje para la vida, pero para ello no se pueden tener en cuenta únicamente las matemáticas y la lengua, que tradicionalmente han sido las materias que han servido para predecir el éxito escolar y catalogar la inteligencia de los alumnos. Las implicaciones educativas son enormes porque el alumno dotado para las matemáticas es inteligente mientras que, por ejemplo,  el dotado para la música también lo es (y no talentoso como se consideraba normalmente). En este nuevo marco educativo es imprescindible obtener información sobre cómo aprende el alumno y cuáles son sus fortalezas e intereses para así  poder utilizar todos los recursos pedagógicos disponibles. El maestro deja de ser un transmisor de conocimientos y se convierte en un guía que acompaña el proceso de aprendizaje real del alumno permitiéndole adquirir las competencias requeridas en pleno siglo XXI. Richard Gerver lo explica muy bien, “la educación formal, clásica, basada en superar exámenes, no crea personas creativas e innovadoras preparadas para el futuro que les tocará vivir en el siglo XXII, sino personas que se acostumbran a ser gestionadas (a que les digan qué tienen que aprender y cómo lo tienen que aprender). La educación clásica provoca que muchas personas sean fracasadas porque esperan ser gestionadas” (Gerver, 2012).  Descubrir el talento de cada niño, generar entornos adecuados que optimicen el aprendizaje a través de sus intereses y fomentar su autonomía constituyen la esencia del nuevo paradigma educativo. La creatividad y la voluntad que requiere esta transformación también se aprenden.

miércoles, 1 de marzo de 2017

EL ETERNO DILEMA, RESULTADO VS APRENDIZAJE

Esa  exagerada sensación de fracaso al reprobar  un examen bien preparado. Ese dolor al no obtener la respuesta que esperábamos en una interacción social.
¿Cuál es la explicación? ¿De dónde parte el mecanismo que enlaza el valor de uno como persona con los resultados que obtiene en sus conductas?

Existen dos estilos de aprendizaje:
1. Aprendizaje de logro: Aquel que asocia el éxito del aprendizaje a los resultados obtenidos en determinada tarea. Es un aprendizaje de rendimiento; el éxito me convierte en alguien bueno, y el fracaso en alguien malo.

2. Aprendizaje de dominio: El éxito está asociado al control que se incrementa en el  proceso que implica realizar cierta tarea. El fracaso es visto como parte de ese proceso de aprendizaje que pretendemos manejar.

El individuo que evalúa sus acciones mediante un aprendizaje de logro, condena su autoestima a una incesante búsqueda de la perfección. Si tengo éxito en todo lo que hago, soy alguien valido, pero si fracaso, entonces no sirvo.

En la educación general, se prima este estilo de aprendizaje, mediante las formas de evaluación ya habituales. Un niño saca un 2 en matemáticas, y otro un 4. Uno vale y el otro no. No prestamos atención a los puntos de partida de cada uno, a las mejoras, a los procesos, y por lo tanto matamos el aprendizaje.  Educamos a nuestros hijos a no tolerar sus fracasos, a buscar un ideal de perfección que paradójicamente es contradictorio con el ser humano. ¿O acaso conocen algún ser humano sin defectos?

El aprendizaje de domino, propondría una educación más personalizada, en la cual se tiene en cuenta que cada persona, tiene unas características determinadas, sigue un proceso en el que necesariamente cometerá errores, y llega a un objetivo, meta, o potencialidad. Algo que nos permite desarrollarnos, sin poner en duda nuestro valor como personas.


No le digan a un futuro psicólogo que no sirve para estudiar porque ha reprobado Física y Química. Todavía hay gente dispuesta a equivocarse de por vida.