La sinestesia es una facultad que tienen algunas personas de entrelazar los sentidos, de forma que escuchar música puede evocar colores, leer una palabra sugerir un sabor en el paladar o saborear algo provocar una sensación táctil en la yema de los dedos. Pero no nos confundamos, lo que a priori podría parecer una alucinación, es en realidad una percepción añadida que surge en el cerebro, así que se trata de un mundo más rico en sensaciones, más lleno, pero totalmente normal para el que lo percibe.
Existen varios grados de sinestesia. Entre
los más comunes se dan aquellas personas que ven colores en los números, las
letras o las palabras. Por ejemplo, asignan involuntariamente un color a cada
día de la semana o a cada mes del año, la palabra “emoción” es roja al igual
que el número 8. Parece ser que este tipo de sinestesia está
relacionado con la memoria, así que el hecho de asignar un color a cada número
facilita su memorización, puesto que se pueden agrupar gran cantidad de números
por sus gamas de color, algo mucho más visual que el propio número en sí.
La Sinestesia y la Memoria
Estudios recientes indican que algunos sinestésicos podrían ser
lo que se denomina Mnemonistas, personas con una extraordinaria capacidad memorística, que no
suelen olvidar nada con facilidad. Un caso muy popular es el de Daniel Tammet
un joven británico sinestésico y con Síndrome de Asperger, considerado un
prodigio por su facilidad en el desarrollo de cálculos complejos matemáticos
así como para el aprendizaje de diversas lenguas.
De forma intuitiva, Tammet puede “ver” los
resultados de complejas operaciones matemáticas dentro de un paisaje que recrea
su mente inconsciente sin esfuerzo, pudiendo distinguir de un solo vistazo, por
ejemplo, si un número es primo o compuesto. Su particular forma de ver los
números lo ha llevado a describir algunos de ellos como “especialmente feos”
(caso del 289), o al 333 como “atractivo”, o al número pi, como “especialmente
hermoso”. Tammet ostenta el récord europeo en cuanto a la memorización
y recitado de dígitos del número pi, con 22.514 dígitos en algo más de
cinco horas.
La Sinestesia en el Arte
La sinestesia parece tener una espacial
influencia en el mundo del arte. Grandes compositores, pintores y escritores de
la historia fueron sinestésicos. Miles Davis, una de las figuras más
relevantes de la historia del jazz era sinestésico. Wassily Kandinski,
pintor ruso que fue precursor de la abstracción en pintura y teórico del arte,
también lo era. De hecho, las sinestesias de Kandinsky poseían gran
sensorialidad, presentándose tanto a nivel visual, como acústico y táctil. Así
pues, tras presenciar una representación de Lohengrin en Moscú, Kandinski dijo:
“los violines, los contrabajos, y muy especialmente los instrumentos de viento
personificaban entonces para mí toda la fuerza de las horas del crepúsculo.
Mentalmente veía todos mis colores, los tenía ante mis ojos”.
En literatura, la sinestesia se ve asociada
con la metáfora y con la retórica enálage, que consiste en utilizar una palabra
con una función sintáctica que no le es propia, por lo que a veces recibe el
nombre de metáfora sinestésica. Ejemplos en la historia literaria
de su utilización los da Virgilio, el poeta francés Arthur Rimbaud que
creó un soneto dedicado a las vocales poniéndoles un color a cada una o Rubén
Darío, que solía hablar de “sonoro marfil” o “dulces azules”.
Estadísticas
Se cree que una de cada 100 personas es
sinestésica sin saberlo, lo que supone el 1% de la población mundial.
¿Y, cómo es posible razonar de forma distinta sin percibirlo? Parece ser que
las personas con una sinestesia razonable, perciben su entorno con los sentidos
“habituales” para ellos, o dicho de otra forma, estas personas no encuentran
nada inhabitual en sus deducciones primarias. Si pulsamos una tecla de un piano
en su parte más aguda y preguntamos a los oyentes si su sonido es cristalino u
opaco, todos coincidirán en que se trata de un sonido cristalino. Y
lo mismo sucederá en la parte contraria, para todos, un sonido grave parecerá
opaco. Así que la asociación de ciertos sentidos con otros no habituales a
primera vista, sí lo son en realidad en determinados casos.
Parece ser que los cerebros sinestésicos
están hiperconectados y establecen conexiones entre conceptos a priori
distantes de forma totalmente normal, lo que hace que el individuo no perciba
ninguna diferencia con el razonamiento general, pero sí, mucha más información.
El color es un concepto adquirido en
la evolución de forma tardía, los animales en general ven su entorno en
blanco y negro, sin embargo, los animales superiores han desarrollado el
concepto del color, así como el de los números y las letras más recientemente,
debido fundamentalmente a la necesidad de conceptuarlos, y podría ser que estas
áreas del cerebro no se hayan terminado de independizar y por tanto, y a
priori, parece que sea más fácil que interactúen entre sí.
Estudios Recientes
Investigadores de la Universidad de
Oxford sugieren que algunas personas con el llamado “grafema-color
sinestesia”, es decir, que asocian el color a otros sentidos
como el olfato, el oído o el tacto, podrían experimentar un nivel superior de
“excitabilidad” en su corteza visual primaria ante determinados estímulos. Esto
no quiere decir que se alteren con más facilidad, sino que experimentan más
pasión ante determinados estímulos. Los investigadores mostraron también que
cambiar la excitabilidad, haciéndola más difícil o más fácil para las neuronas
excitadas, puede aumentar o disminuir los efectos de la sinestesia.
“La hyperexcitabilitad de la zona visual desencadena la sinestesia en
personas que experimentan colores ante las palabras o los números”,
dice el Dr. Devin Terhune, primer
científico en la Universidad de Oxford en estudiar esta mezcla de los sentidos.
“Esto presenta
nuevos desafíos ante las anteriores teorías para explicar esta condición
excepcional.La magnitud en la diferencia es muy grande. Es una diferencia
fundamental en el cerebro de los sinestésicos que puede relacionarse con el
desarrollo de su sinestesia”, añade.
El equipo de investigación utilizó dos
técnicas de estimulación cerebral que son mínimamente invasivas, utilizando
dispositivos colocados en el exterior de la cabeza para aplicar campos
magnéticos muy débiles o pequeñas corrientes eléctricas a partes específicas
del cerebro. Son herramientas de investigación, conocidas por ser seguras y
diseñadas para ser lo suficientemente fuertes como para influir en la actividad
neuronal en esa parte del cerebro y ver qué efecto tienen sobre estos procesos
cerebrales temporalmente.
En la primera prueba se usó la estimulación transcraneal magnética (TMS), en la que un débil campo
magnético fue utilizado para estimular las neuronas. Este campo se dispararó en
la región principal de procesamiento visual del cerebro, la corteza visual
primaria, a través de ráfagas de luz medidas y calibradas por los
investigadores, dependiendo de cada individuo y de su capacidad para
transformar los estímulos antes y después de mirar la luz.
Cada persona tiene un umbral diferente
necesario para que se activen las neuronas. Pero las cinco personas en el
estudio con sinestesia color-grafema, sólo necesitaron pequeñas cantidades de
estimulación en comparación con aquellos sin sinestesia. La Universidad de Granada también
tiene un departamento especialmente dedicado a la sinestesia, y sus avances han
sido notables en su investigación.
Lo curioso de estos conceptos, es que
esta “fusión de los sentidos” es automática e involuntaria. Si es un sonido, o
el número o el sabor el que desencadena la experiencia de otro sentido, las
conexiones son siempre las mismas. Los números
presentan siempre el mismo color para todos los sinestésicos,
así como las palabras o las letras. Es lo que se denomina la sinestesia
color-grafema, que siempre estimulará los mismos colores para todos ellos.
Experimentar triángulos en las palmas de las manos al escuchar a Bach o
determinar que una palabra es puntiaguda, redondeada o azul, o que el número 3
sea amarillo, no es un impedimento de los sentidos ya que no anula en ningún
caso a los otros 5. En todo caso, es otro sentido añadido. Pero, ¿Realmente
tenemos solo 5 sentidos? ¿O tenemos muchos más, sutiles y camuflados? En base a
lo poco que conocemos del cerebro humano y de su reciente evolución, ¿Podrían
representar los sinestésicos un raro e inesperado avance evolutivo de los
sentidos en la humanidad?
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