lunes, 22 de mayo de 2017

 Ser psicólogo es ejercer el oficio de la psicología, no se es psicólogo con la información teórica o la versación bibliográfica, sino  con  la  aplicación del conocimiento a una tarea. Con esto señalamos la necesidad de integrar no solamente teoría y práctica, sino que ésta integración, es la base de nuestra tarea.

Al terminar el colegio tenía claro que iba estudiar química, quería ser bioquímica, claro que fui a la universidad nacional de asunción para el examen de ingreso, durante varios meses me levantaba con el sol para poder llegar a hora a clases, donde me quedaba hasta la tarde y al salir iba a estudiar de vuelta con algún profesor particular, de física, odio física. 
Al finalizar el cursillo y rendir el ingreso, quede 13 puestos abajo de los que habían ingresado, esa línea roja que me desvió del sueño que creía que tenía.

Frustrada,   volví a mi casa y una amiga me dijo que iba a seguir psicología, su mama era psicóloga. Me quede pensando en que podría ser una buena carrera, ya que no tenía la más pálida idea de lo que hacían, era investigar in situ.
Quedaban 15 días para el ingreso en Filosofía UNA y le dije a mi mama que iba ir a probar para el ingreso en la carrera de psicología, mamá no objeto nada, me dejo ser. En Marzo empezaron los exámenes, logre ingresar en el puesto 64 de 100 y me sentí satisfecha, creo que dormí como una semana después.
El primer día de clases un maestro de Filosofía hizo la pregunta obligada hasta hoy día: ¿porque disidiste estudiar esta carrera?
Odié esa pregunta por qué a él ya no podía evadirle la respuesta, entonces una vez que me toco responder, tuve que decirle la verdad.  
A mí no me motivo resolver el problema de los demás, ni resolver los míos, ni ayudarle a la gente etc. Etc. en realidad lo único que me motivó  fue conocer la carrera y se sumaba el fracaso de no haber podido ingresar a bioquímica en la primera (para mí).
Entonces riéndose me dijo:   Estoy seguro que vas a  terminar la carrera…
A nueve años de haber culminado la carrera, aprendí a amarla, fue como una cita a ciegas en la que le di la oportunidad de que me conquiste y hoy soy su orgullosa y feliz esposa.
Aprendí  que tengo que tener   una insensible continuidad entre el quehacer como oficio y  mi experiencia como humana, por el mero hecho de vivir. Esto, que es tan difícil de conseguir, evita el disociar y separar la psicología de la vida concreta de los seres humanos. Es una pasión, es un amor inacabable.

jueves, 18 de mayo de 2017

La Búsqueda de la relación perfecta


Desde la psicología y desde el sentido común, la relación  perfecta no existe, y eso es lo realmente perfecto.
Debemos actualizar nuestro cuento de hadas…
Creo que todos los años tenemos en nuestra lista de propósitos “encontrar el verdadero amor” y todos los años casi siempre resulta ser la única cosa que no tachamos.
Nos pasamos toda la vida esperando a la persona perfecta y cuando llega nos damos cuenta de que está muy lejos de la idealización que tuvimos. De hecho ninguna persona es perfecta y no esta demás recordarlo, pero lejos de querer incursionar en la cursilería barata de algunos chantajistas emocionales, les quiero contar mi experiencia en relación al punto.
Lejos de la búsqueda incansable de la idealización del ser (que es realmente agotador), empecé a ver a las personas que me rodeaban con los ojos de la injustamente llamada “cruel realidad”. Estas personas están conmigo de toda la vida.
Si se detienen a observar realmente, se van a dar cuenta de que existen personas alrededor suyo que están en cada etapa de su vida, que son la perfecta compañía para ocasiones específicas. Algunos son parientes, otros son amigos y en la lista de amigos, se suman personas que van dejando huellas, que nos enseñan cosas, que nos muestran otros puntos de vista, que nos enojan, que nos decepcionan pero fueron buenos para esos propósitos.
Llegue a la conclusión por consiguiente de que la relación perfecta si existe.

Encontré en un grupo pequeño de personas en Sajonia que tengo como diez relaciones perfectas, si... diez. Donde un silencio nunca es incómodo,cantar nos sintoniza en la misma frecuencia, ver películas y discutir por las cenas es la perfecta combinación.  Donde puedo diseñar la ropa que voy a usar y uno está para hacerlo realidad, hacer catarsis con mojitos y caipiriñas una vez a la semana se vuelve religión. Hablar de problemas en el trabajo es una constante, hablar de series, libros, ir a la peluquería fue terapéutico, una botella de vino y un buen jazz puede cambiar la semana, donde cada acción se hizo costumbre y fue evolucionando.

Existe una relación perfecta para cada propósito, para ir al cine, para tomar un café, para cantar, para hablar, para llorar, o para simplemente estar en silencio, y a veces no somos capaces de ver lo hermoso de las relaciones que hemos forjado excluyendo al amor de esas descripciones, cuando el amor lo es todo y está en todos lados.

Sé que esperaban que hable del amor romántico, que también puede ser perfecto si uno deja de idealizar y empieza a  analizar.


Si es cursi, pero también es real para las personas que como yo, preferimos ver al mundo desde un punto de vista romántico, ya que  para todo lo demás existe MasterCard. 

lunes, 8 de mayo de 2017

Gardner y sus inteligencias múltiples vs La escuela tradicional, un clásico desde 1983


Identificar las fortalezas de los niños en lugar de las carencias, que es lo que se ha hecho normalmente, debería permitir una planificación educativa adecuada. Lo cierto es que aunque todos somos diferentes, con cerebros únicos y singulares, la escuela ha considerado tradicionalmente una única forma de aprendizaje y ha clasificado a los alumnos en función de una capacidad general. Los test de inteligencia, que son limitados, descontextualizados y en los que han predominado las exigencias matemáticas y verbales, han servido para etiquetarlos en lugar de promover su desarrollo académico que era para lo que se crearon inicialmente. La fascinación por el cociente intelectual está en concordancia con la adopción exagerada de los exámenes formales como forma de evaluación, en la mayoría de los casos  descontextualizados, alejados de la realidad y con poca utilidad práctica. Los alumnos son evaluados de forma individual cuando sabemos que las necesidades sociales actuales son muy diferentes.
La realidad es que, en la gran mayoría de las escuelas, se adaptan a currículos uniformes en los que los alumnos han de estudiar las mismas asignaturas presentadas de idéntica forma.
Howard Gardner ha sostenido que el concepto tradicional de inteligencia es demasiado limitado y que tenemos múltiples inteligencias, todas ellas importantes, que la educación debería considerar de forma equitativa para que todos los niños pudieran optimizar sus capacidades individuales. En la práctica, no todos aprendemos de la misma forma ni tenemos los mismos intereses y en un mundo cambiante como el actual, en el que la diversidad de información es una realidad, la elección resulta inevitable.
Las implicaciones educativas de la teoría de las inteligencias múltiples son enormes. Está sugiriendo a los docentes la necesidad de aplicar estrategias pedagógicas más allá de las lingüísticas y lógicas que predominan en el aula y de adoptar enfoques creativos que se alejen de las tradicionales distribuciones de mesas en filas y columnas con el profesor delante (y en muchas ocasiones por encima), de los pizarrones o de la dependencia excesiva de los libros de texto. Los nuevos tiempos requieren entornos que fomenten la creatividad y la colaboración.

Es evidente que la educación tradicional que se inspiró en necesidades pasadas ha dejado de ser válida, por lo que se requiere una enorme transformación que considere alternativas creativas adecuadas a las necesidades del tiempo en que vivimos, pero para ello se necesitan tomar las medidas convenientes. Por ejemplo, para que un centro se convierta en una escuela de inteligencias múltiples no se ha de limitar a ofrecer una gran variedad de asignaturas o materias diferentes, incluso ya hay colegios que promocionan diferentes métodos de enseñanza cuyos docentes tampoco están preparados y motivados para tal hazaña.
El propio Gardner considera imprescindible en este modelo educativo la presencia de determinados profesionales que desarrollen funciones inexistentes en la mayoría de colegios: un especialista evaluador que comprenda las habilidades e intereses de los alumnos, un mediador alumno-currículo que asesore al estudiante y un mediador escuela-comunidad que permita al estudiante  buscar oportunidades educativas dentro de la comunidad (Gardner, 2005).

Los nuevos tiempos requieren nuevas estrategias educativas y lo que está claro es que una escuela que sea útil ha de considerar el aprendizaje para la vida, pero para ello no se pueden tener en cuenta únicamente las matemáticas y la lengua, que tradicionalmente han sido las materias que han servido para predecir el éxito escolar y catalogar la inteligencia de los alumnos. Las implicaciones educativas son enormes porque el alumno dotado para las matemáticas es inteligente mientras que, por ejemplo,  el dotado para la música también lo es (y no talentoso como se consideraba normalmente). En este nuevo marco educativo es imprescindible obtener información sobre cómo aprende el alumno y cuáles son sus fortalezas e intereses para así  poder utilizar todos los recursos pedagógicos disponibles. El maestro deja de ser un transmisor de conocimientos y se convierte en un guía que acompaña el proceso de aprendizaje real del alumno permitiéndole adquirir las competencias requeridas en pleno siglo XXI. Richard Gerver lo explica muy bien, “la educación formal, clásica, basada en superar exámenes, no crea personas creativas e innovadoras preparadas para el futuro que les tocará vivir en el siglo XXII, sino personas que se acostumbran a ser gestionadas (a que les digan qué tienen que aprender y cómo lo tienen que aprender). La educación clásica provoca que muchas personas sean fracasadas porque esperan ser gestionadas” (Gerver, 2012).  Descubrir el talento de cada niño, generar entornos adecuados que optimicen el aprendizaje a través de sus intereses y fomentar su autonomía constituyen la esencia del nuevo paradigma educativo. La creatividad y la voluntad que requiere esta transformación también se aprenden.