martes, 27 de febrero de 2018

TERAPIA EN EL FUTBOL


Luego del partido disputado entre Olimpia y Guarani el dia de ayer, lunes feriado, luneró para los aurinegros pero más aún lo fue para un jugador en particular.

Guaraní estaba ganando por 1-0 a Olimpia siendo muy superior; sin embargo, un error de Wilson Pittoni cambió la historia del encuentro que terminó 5-2 a favor del Decano.

Al tiro de esquina que ejecutó William Mendieta, el volante aurinegro le sacó el cuerpo y la pelota se metió al arco para el 1-1 parcial, un error que toda la afición Aurinegra condenó duramente y me incluyo, pero no es el único jugador de futbol que pasa por estas presiones, por errores torpes hasta involuntarios  y no será el último, en esto también los acompañan los directores técnicos, que la pasan igual de mal.

Venir de una eliminatoria, el desgaste físico y emocional que conlleva, y una seguidilla de tropiezos hacen que las cosas que nos propongamos hacer  NO salgan bien, y por supuesto termina por desgastar más aun la psique de una persona emocionalmente quebrada y eso no se repone con un buen descanso, ni vitaminas; La mente que se descuida, se pierde.

“Mi señora está internada, se operó el domingo, por eso nos comunicamos por mensajes. Ayer le escribí, le dije que no estaba bien, que estaba dolido que no quería seguir jugando. Fue un momento de calentura”, confesó el mediocampista aborigen en contacto con el Cardinal Deportivo.

“No sé por qué siempre me pasan estas cosas a mí. Ya no sé qué hacer para que me vaya bien”

Estas son declaraciones fuertísimas que gritan ayuda,  nadie es tan fuerte para sobrellevar presiones solo durante tanto tiempo, cualquiera sean estas.
El deportista o equipo de élite que entrena tanto sus aspectos físicos, técnicos, tácticos como psicológicos ha servido de ejemplo  de que el trabajo multidisciplinario es fundamental para lograr el objetivo.  La  figura del psicólogo/a ha empezado a ganar protagonismo, desterrando la idea de que sólo los “locos” necesitan terapia.

La psicología enseña a comprender, evaluar y modificar la conducta humana  en todos los ámbitos incluido el deportivo por lo que es prioritario que los entrenadores vayan adquiriendo conocimientos psicológicos, al igual que se forman en otros aspectos técnicos o tácticos. Entrenadores y psicólogos, trabajando conjuntamente, pueden coordinar y obtener el máximo beneficio de la práctica deportiva.

Conocidas las variables que influyen en el rendimiento de cualquier deportista a cualquier edad, no todos los entrenadores saben cómo ponerlas en práctica con sus jugadores y saber potenciar la motivación, controlar el nivel de estrés, fortalecer su autoconfianza, lograr atención individual y grupal y conseguir una buena cohesión (que no es sólo ir a cenar una pizza el día de antes del partido).

Es fundamental conocer a cada jugador  y no generalizar  los métodos que se aplican, que en ocasiones producen efectos contrarios ante el asombro de entrenadores que no entienden las causas, pensando incluso que es culpa del propio jugador, porque su otro compañero sí “responde”.

Todas estas variables se trabajan desde un inicio para poder conseguir resultados, porque los psicólogos no podemos solucionar ciertas situaciones de un día para otro, todo se consigue con trabajo, dedicación y esfuerzo, valores que últimamente parecen haber desaparecido.

Sólo me queda animar a todos los responsables de entidades deportivas a la reflexión de que un psicólogo/a enseña herramientas para que los entrenadores y también los jugadores sepan gestionar de forma más efectiva un vestuario y sean el apoyo para el desarrollo equilibrado  de los jóvenes deportistas, y así empezar un cambio fundamental en el deporte nacional.