Luego del partido disputado entre Olimpia y Guarani el dia
de ayer, lunes feriado, luneró para los aurinegros pero más aún lo fue para un
jugador en particular.
Guaraní estaba ganando por
1-0 a Olimpia siendo muy superior; sin embargo, un error de Wilson Pittoni
cambió la historia del encuentro que terminó 5-2 a favor del Decano.
Al tiro de esquina que ejecutó William Mendieta, el volante
aurinegro le sacó el cuerpo y la pelota se metió al arco para el 1-1 parcial,
un error que toda la afición Aurinegra condenó duramente y me incluyo, pero no
es el único jugador de futbol que pasa por estas presiones, por errores torpes
hasta involuntarios y no será el último,
en esto también los acompañan los directores técnicos, que la pasan igual de
mal.
Venir de una eliminatoria, el desgaste físico y emocional
que conlleva, y una seguidilla de tropiezos hacen que las cosas que nos
propongamos hacer NO salgan bien, y por
supuesto termina por desgastar más aun la psique de una persona emocionalmente
quebrada y eso no se repone con un buen descanso, ni vitaminas; La mente que se
descuida, se pierde.
“Mi señora está
internada, se operó el domingo, por eso nos comunicamos por mensajes. Ayer le
escribí, le dije que no estaba bien, que estaba dolido que no quería seguir
jugando. Fue un momento de calentura”, confesó el mediocampista aborigen en
contacto con el Cardinal Deportivo.
“No sé por qué
siempre me pasan estas cosas a mí. Ya no sé qué hacer para que me vaya bien”
Estas son declaraciones
fuertísimas que gritan ayuda, nadie es
tan fuerte para sobrellevar presiones solo durante tanto tiempo, cualquiera
sean estas.
El deportista o equipo de élite que entrena tanto sus
aspectos físicos, técnicos, tácticos como psicológicos ha servido de ejemplo de que el trabajo multidisciplinario es
fundamental para lograr el objetivo. La figura del psicólogo/a ha empezado a ganar
protagonismo, desterrando la idea de que sólo los “locos” necesitan terapia.
La psicología enseña a comprender, evaluar y modificar la conducta
humana en todos los ámbitos incluido el deportivo por lo que es
prioritario que los entrenadores vayan adquiriendo conocimientos psicológicos,
al igual que se forman en otros aspectos técnicos o tácticos. Entrenadores y
psicólogos, trabajando conjuntamente, pueden coordinar y obtener el máximo
beneficio de la práctica deportiva.
Conocidas las variables que influyen en el rendimiento de
cualquier deportista a cualquier edad, no todos los entrenadores saben cómo
ponerlas en práctica con sus jugadores y saber potenciar la motivación,
controlar el nivel de estrés, fortalecer su autoconfianza, lograr atención
individual y grupal y conseguir una buena cohesión (que no es sólo ir a cenar
una pizza el día de antes del partido).
Es fundamental conocer a cada jugador y no
generalizar los métodos que se aplican, que en ocasiones producen efectos
contrarios ante el asombro de entrenadores que no entienden las causas,
pensando incluso que es culpa del propio jugador, porque su otro compañero sí
“responde”.
Todas estas variables se trabajan desde un inicio para poder
conseguir resultados, porque los psicólogos no podemos solucionar ciertas
situaciones de un día para otro, todo se consigue con trabajo, dedicación y
esfuerzo, valores que últimamente parecen haber desaparecido.
Sólo me queda animar a todos los responsables de entidades
deportivas a la reflexión de que un psicólogo/a enseña herramientas para que
los entrenadores y también los jugadores sepan gestionar de forma más efectiva
un vestuario y sean el apoyo para el desarrollo equilibrado de los
jóvenes deportistas, y así empezar un cambio fundamental en el deporte
nacional.