viernes, 26 de octubre de 2012

El disfrute y el placer

El disfrute y el placer:

El disfrute es una experiencia que nos aporta algo y nos hace crecer, y está relacionado con las experiencias óptimas. Tras una experiencia de este tipo, nuestra personalidad ha crecido, porque esa experiencia nos ha aportado algo. Por ejemplo, si te gusta tu trabajo, es posible que hayas vivido más de una experiencia de flujo al llevar a cabo algún proyecto, y esto te ha
 enseñado y te ha hecho crecer.

El placer, en cambio, produce bienestar tan solo mientras dura, pero luego desaparece sin dejar rastro. Por ejemplo, si te comes un dulce sientes placer mientras lo comes, pero no ha enriquecido en absoluto tu personalidad ni te ha hecho crecer como persona; por eso el placer nunca podrá ser tan satisfactorio como el disfrute y a menudo nos deja con ganas de más.

No obstante, cualquier actividad, incluso lo que en un principio no era más que un rato de placer, puede convertirse en una experiencia de disfrute. Por ejemplo, para un chef de cocina, comer puede ser mucho más que un rato de placer vacío si centra toda su atención en la comida, en los diversos sabores, en detectar aromas, en aprender algo nuevo, en generar nuevas ideas para futuras recetas… De este modo, cualquier experiencia puede hacernos entrar en estado de flujo y convertirse en experiencia óptima si nos esforzamos en buscar el modo de hacerlo.

jueves, 25 de octubre de 2012

¿Por qué mentimos?


Todo el mundo miente. El ser humano miente. El hombre miente. La mujer miente. Todos mentimos. No hay excepciones. Vos no mentís? Si afirmas que “yo no miento” al solo decirlo ya estas mintiendo!!

Todos sabemos que es una gran mentira, una del tamaño de una casa, a todos nos han mentido así y mas de un valiente asumirá a ver mentido así. En ese punto más o menos nos ponemos de acuerdo fácil. Luego le siguen las “mentiras blancas” que nos sirven para evitar conflictos. Si te gusta mucho la tarta de manzana que te hace tu mama, a toda la familia le encanta, la tarta de manzana de tu mama es célebre, pero un día tu mamá está con gripe y su energía no es la misma pero para cumplir te hace la tarta de manzana que vos ves le costó esfuerzo, la miras y ves que está cansada, que no es la misma de todos los días, le podes ver los síntomas gripales en la cara, le dirías la verdad? Le dirías a esa mujer que se levanto de la cama a batir huevos “hoy tu tarta no esta tan rica”, ¿serias capaz de hacerlo?  ¿De ser crudamente honesto/a?. TODOS LOS HUMANOS MENTIMOS Lo que varía son las circunstancias o los motivos.

Mas luego vienen las “omisiones”. Omitir un vuelto, omitir un encuentro, omitir un estimulo, omitir una opinión, omitir…omitir…omitir…buscando no confrontar con un conflicto. “Yo no miento, evito no más”…mentir es no asumir la verdad delante de otro, entonces “omitir” es mentir. Entonces una “mentira blanca que no hace mal” es una mentira. La omisión y la mentira tienen la misma consecuencia. Ergo, desde un punto de vista, son lo mismo!

Todos mentimos, todos acomodamos la realidad para que calcé dentro de nuestro estilo de “normalidad” y así al final del día poder lanzar la mentira más grande de todas: “YO SI SOY NORMAL”

Entonces, si TODOS MENTIMOS, y volviendo al título de este artículo “Porque todos me mienten?” yo invito a quien se sienta tan víctima del mundo como para lanzar tamaña sentencia al universo a que vea que “UD. TAMBIEN MIENTE”. Es inherente a la condición humana. Los animales no mienten, ellos no tiene en su naturaleza necesitar quedar bien con el otro para no sentirse tan solo y tener irremediablemente que enfrentarse a la verdad más grande de todas “estamos solos, vivimos solo un minuto en comparación con otras cosas vivas como el planeta y nuestra vida no le importa demasiado a nadie”. Si, lo sé, es una verdad muy dolorosa. Pero supongo que personas acostumbradas a tanta verdad no pueden menos que estar de acuerdo con mis palabras que hieren al narcisismo humano

No es que “todos ME mienten”. La cosa es mucho más generalizada, el ser humano miente. Yo miento, vos mentís, ellos mienten. ¿Por qué? Porque decir la verdad implica que el otro se puede enojar conmigo Si el otro se enoja conmigo me siento más solo de lo que ya me sentía y eso me duele. El estado de dolor no le gusta a ningún ser humano y todos somos capaces de cualquier (si, así mismo, cualquier cosa) con tal de no sentirnos solos.

La próxima no te preguntes porque todos te mienten a vos. No es inteligente esa pregunta. La pregunta adecuada sería: “¿que no quiere perder por eso usa la mentira?”

martes, 23 de octubre de 2012

La fábula del colibrí


Había una vez un incendio en el bosque. Todos los animales huían desesperados. Sólo un colibrí hacía el camino contrario. Con el pico tomaba agua de un lago cercano y la arrojaba al fuego. Un oso, intrigado por su proceder, le preguntó:
- Colibrí ¿en realidad crees que puedes apagar el incendio?
El colibrí le respondió:
- Estoy seguro de no poder apagar el incendio solo, pero yo hago mi parte.

Siempre hay personas que ven solo el problema, y no la forma de solucionarlo, por mas que nos lleve mucho tiempo, esfuerzo y hasta frustración. Lo mas importante es darse cuenta de que lado queremos estar.. 

jueves, 18 de octubre de 2012

La Soledad


La soledad me permite saber quién soy, sólo después puedo tener una verdadera relación:

Se puede interpretar la soledad de dos maneras: estar solo o sentirse solo.
Estar solo es un hecho común para todos. No siempre estamos acompañados. Esta experiencia de soledad se puede disfrutar mucho y suele ser muy constructiva.

Cuando estamos solos podemos no hacer nada y sentirnos bien, descansar, disfrutar de la naturaleza, tomar sol, caminar, meditar o simplemente hacer lo que nos gusta sin interferencias de otras personas.

Sentirse solos es diferente, porque uno se puede sentir solo también en compañía.

El sentimiento de soledad está relacionado con el aislamiento, la noción de no formar parte de algo, la idea de no estar incluido en ningún proyecto y entender que a nadie le importamos lo suficiente como para pertenecer a su mundo.

El sentimiento de no pertenencia nos lleva a la depresión, cuando además nos sentimos culpables de nuestra propia soledad.

Es una ilusión creer estar acompañado porque en realidad la mayoría está sola.

No muchos saben lo que es una verdadera relación y crean vínculos que no lo son.

Sólo una persona madura puede tener una relación verdadera, porque se ha liberado de las dependencias.

La madurez es la capacidad de vivir la vida sin muletas ocasionales, es aprender a hacerse cargo de los propios problemas, reflexionando antes de actuar y haciéndose responsable de las consecuencias de las acciones, sin proyectar los errores en los demás.

La relación no implica tener a alguien para eventualmente apoyarse, sino por el contrario significa interesarse por el otro y comprenderlo tratando de olvidarse de uno mismo.

La dependencia crea vínculos dependientes con personas omnipotentes, intentando recrear la simbiosis madre-hijo, y ese tipo de relación patológica, que tiene carácter sadomasoquista, está destinada al fracaso.

Recién cuando nos liberamos de las dependencias y nos olvidamos de nosotros mismos aprendemos a vivir, a no tener miedo y a ser libres, accediendo a la posibilidad de una verdadera relación.

Si no hay desarrollo personal tampoco puede haber una relación duradera, porque el estancamiento produce aburrimiento.

La intención vale más que el hecho en si mismo, porque no se trata de resultados sino de orientarse hacia el camino de la propia senda.

Solamente cuando estamos solos podemos ponernos en contacto con nosotros mismos. Esa oportunidad nos permite vernos y evaluar si realmente somos como queremos ser y si estamos haciendo lo que deseamos hacer; y si esa imagen no estuviera de acuerdo con nuestras expectativas, es el momento de preguntarnos, que es lo que estamos haciendo ahora para lograrlo.

Transitar el propio camino es lo más importante y el principal propósito de nuestra vida y todo el universo conspirará para lograrlo.

EL LEÓN ENAMORADO


Se había enamorado un león de la hija de un labrador y la pidió en matrimonio.
Y no podía el labrador decidirse a dar su hija a tan feroz animal, ni negársela por el temor que le inspiraba. Entonces ideó lo siguiente: como el león no dejaba de insistirle, le dijo que le parecía digno para ser esposo de su hija, pero que al menos debería cumplir con la siguiente condición:
que se arrancara los dientes y se cortara sus uñas, porque eso era lo que atemorizaba a su hija.
El león aceptó los sacrificios porque en verdad la amaba.
Una vez que el león cumplió lo solicitado, cuando volvió a presentarse ya sin sus poderes, el labrador lleno de desprecio por él, lo despidió sin piedad a golpes.
  
Nunca te fíes demasiado como para despojarte de tus propias defensas, pues fácilmente serás vencido por los que antes te respetaban.

miércoles, 17 de octubre de 2012

El Árbol confundido

El árbol confundido

Había una vez, en algún lugar que podría ser cualquier lugar, y en un tiempo que podría ser cualquier tiempo, un hermoso jardín con manzanos, naranjos, perales y bellísimos rosales, todos ellos felices y satisfechos. Todo era alegría en el jardín, excepto por un árbol profundamente triste. El pobre tenía un problema: ¡No sabía quién era! Lo que le faltaba era concentración, le decía el manzano: "Si realmente lo intentas, podrás tener sabrosísimas manzanas, ¡ve que fácil es!" "No lo escuches", exigía el rosal. "Es más sencillo tener rosas y ¡ve que bellas son!" Y el árbol desesperado, intentaba todo lo que le sugerían, y como no lograba ser como los demás, se sentía cada vez más frustrado. Un día llegó hasta el jardín el búho, la más sabia de las aves, y al ver la desesperación del árbol, exclamó: "No te preocupes, tu problema no es tan grave, es el mismo de muchísimos seres sobre la Tierra.

Yo te daré la solución... No dediques tu vida a ser como los demás quieran que seas. Sé tú mismo, conócete... y para lograrlo, escucha tu voz interior." Y dicho esto, el búho desapareció. "¿Mi voz interior?... ¿Ser yo mismo?... ¿Conocerme?..." Se preguntaba el árbol desesperado, cuando de pronto, comprendió. Y cerrando los ojos y los oídos, abrió el corazón, y por fin pudo escuchar su voz interior diciéndole: "Tú jamás darás manzanas porque no eres un manzano, ni florecerás cada primavera porque no eres un rosal.

Eres un roble, y tu destino es crecer grande y majestuoso. Dar cobijo a las aves, sombra a los viajeros, belleza al paisaje... Tienes una misión: ¡Cúmplela!" Y el árbol se sintió fuerte y seguro de si mismo y se dispuso a ser todo aquello para lo cual estaba destinado. Así, pronto llenó su espacio y fue admirado y respetado por todos. Y sólo entonces el jardín fue completamente feliz. Yo me pregunto al ver a mi alrededor, ¿Cuántos serán robles que no se permiten a si mismos crecer?... ¿Cuántos serán rosales que por miedo al reto, sólo dan espinas?... ¿Cuántos, naranjos que no saben florecer?

En la vida, todos tenemos un destino que cumplir y un espacio que llenar...no permitamos que nada ni nadie nos impida conocer y compartir la maravillosa esencia de nuestro ser. ¡Nunca lo olvides!